Sevilla es una ciudad repleta de enigmas inexpicables y esconde entre sus paredes una gran cantidad de historias no escritas. A una ciudad no sólo se la conoce por sus monumentos y sus calles, también por las historias que los envuelven… ¿Te apetece conocer sus misterios?
Plaza del Triunfo
A esta plaza, antes llamada como la “Plazuela de La Lonja”, al estar situada en los alrededores del Archivo de Indias, se la conoce en la actualidad por el nombre de Plaza del Triunfo. Esto es debido a que hay un templete, “El Triunfo”, que hace referencia al terromoto que tuvo lugar en Lisboa en el año 1755 que se conmemora a través de un monumento cuya protagonista es la Virgen con el Niño como símbolo de agradecimiento a la protección divina recibida.
“El Triunfo” es el claro testimonio que refleja lo ocurrido el día del terremoto aunque, concretamente en Sevilla, no supuso una gran catástrofe natural ni humana ya que provocó nueve muertes en total. Como curiosidad, a partir de ellas, nació la leyenda de que eran personas predestinadas a morir por haber cometido pecados mortales. Con respecto a la arquitectura, La Giralda sufrió solamente daños en algunos remates y adornos, al contrario que la Torre del Oro, que llegó a tener tantos desperfectos que se propuso su completa demolición.
Barrio de Santa Cruz
Entre las calles estrechas del barrio de Santa Cruz, destaca la conocida como “La Calle de los Besos”, ya que se trata del callejón más estrecho de la ciudad y, además, guarda entre sus paredes distintas leyendas que la convierten en una visita obligada. Aunque, oficialmente, se llame Calle Reinoso, existen varias hipótesis sobre el nombre popular con el que se la conoce más comúnmente.
Según el historiador Antonio Navarro Cuesta, especialista en la historia de la ciudad sevillana, el nombre “La Calle de los Besos” se debe a que existe una gran cercanía entre los balcones de ambos lados de la calle, entre los cuales puede haber medio metro; por lo que, los antiguos residentes de las casas se saludaban y daban besos desde los propios balcones.
Por otro lado, también en el barrio de Santa Cruz, se encuentra la Calle Gloria, donde hay un pequeño azulejo en el que se lee “Antiguo Rincón del Beso”. En este caso, se rumorea que esta esquina fue testigo de una historia oculta de amor. Entre la Plaza de los Venerables y la Plaza de Doña Elvira, según la leyenda, solían verse a escondidas Doña Inés de Ulloa y Don Juan Tenorio.
Casa Fabiola
En la Calle Mateos Gago, en pleno centro histórico de Sevilla, se encuentra la Casa Fabiola. Antes era la sede principal de la Fundación Lara (Editorial Planeta) y destacaba por ser una enorme mansión de fachada rosa y grandes portones de madera coronados por el escudo de armas de la casa. De hecho, es la casa la que da nombre a la calle. En la actualidad, el interior se conserva aún con dos plantas de altura y un patio grande.
En este caso, son varios los que hablan de los extraños ruidos y las sensaciones que se sienten por los pasillos de la casa. Distintos testigos que han tenido la oportunidad de pasar muchas horas en ella hablan de sensaciones bruscas de frío, apagones repentinos de luz u olores a cera quemada. Dicen, además, que han escuchado una especie de llanto de hombre y es que, según cuentan los rumores, está presente el espíritu de uno de los viejos dueños de la casa, un señor mayor de origen inglés, que sentía un profundo aprecio por la casa y, cuando murió en Inglaterra, lo hizo pensando en que hubiera querido fallecer en su antigua casa.
Plaza de la Alfalfa
Según dicta la leyenda, junto a la Plaza de la Alfalfa, había una capilla donde se solían colocar los cuerpos de los fallecidos durante la época romana. Esto era era debido a que, como las casas de entonces eran tan excesivamente estrechas, no cabían los cuerpos en las propias casas, por lo que, las familias los llevaban a la capilla mencionada para poder venerarlos.
Facultad de Bellas Artes
Situada en la Calle Laraña, la Facultad de Bellas Artes, siempre se ha conocido por ser un lugar muy misterioso. Cuentan los rumores que los guardias de seguridad y el personal de limpieza, que son los últimos en abandonar el mencionado edificio, aseguran que hay presencias que los llaman por sus nombres o notan que hay luces que se apagan y, de repente, se vuelven a encender o escuchan pisadas que caminan por el techo. Además, y por si hubiera pocos enigmas en este edificio, hace un tiempo ocurrió un hecho que aún hoy en día nadie puede explicar. Se trata de cuando Santiago, el encargado del mantenimiento de la facultad durante muchos años, falleció un día en su domicilio tras terminar su jornada laboral y, al día siguiente, por la mañana, aparecieron las hiedras de las paredes arrancadas.