La Inquisición: Leyenda Negra de Sevilla
La Inquisición: Leyenda Negra de Sevilla

Descubre las historias y las anécdotas que envuelven al Barrio de Triana, donde se concentra el germen del carácter popular de la ciudad sevillana. Se trata de un contexto ideal para el origen y el desarrollo de multitud de leyendas y mitos sobre los lugares más característicos del barrio situado al otro lado del río Guadalquivir.

La Plaza del Altozano, a orillas del río Guadalquivir

El Castillo de San Jorge, una fortificación visigoda, ha sido y sigue siendo uno de los protagonistas de la leyenda negra de Sevilla, ya que fue la sede de la Santa Inquisición Española desde el año 1481 y, además, el motivo principal por el cual se quiso agrandar la Plaza del Altozano. Unos años más tarde, la mencionada plaza, ya ampliada tras el derribo del Castillo de San Jorge, fue el lugar elegido sobre el que construir el actual y renombrado Mercado de Abastos de Triana.

En la actualidad, es posible visitar y contemplar las ruinas que aún se conservan de la que fuera la sede inquisidora y, de este modo, descubrir todos los enigmas y detalles que rodean a la oscura historia de este edificio.

Mercado de Triana: Castillo de San Jorge

También conocido como el Castillo de la Inquisición, debido a que el Santo Oficio lo ocupó durante varios siglos, el Castillo de San Jorge se erigió como un lugar estratégico para situar tierras de cultivo de cereales, vides y olivos. Con el paso de los años, este castillo se convirtió en uno de los arrabales más importantes de la ciudad ya que estaba situado en una zona, el Barrio de Triana, donde comenzaba a aumentar la población de forma considerable y desde donde podía dominar una de las orillas del río Guadalquivir, llegándose incluso a considerar como el “proveedor de agua”. Además, su localización geográfica le hacía ser la vía más directa hacia Huelva, la entonces sede del puerto comercial.

Al Castillo de San Jorge, se conducía a los reos acusados de herejía que, según dicen las malas lenguas, no habían cometido ningún delito grave, sino que habían sido señalados por sus vecinos debido a rencores o envidias nimias. Actualmente, todavía quedan restos de la que fuera la casa del portero o la casa del notario, las cuadras, la cocina, la bodega, la casa del primer inquisidor o la de los familiares de los inquisidores. Si se desean visitar estas ruinas, es necesario acceder a través del Mercado de Abastos de Triana para poder contemplarlas, pero hoy en día son visitables.

Su actividad estuvo latente entre los años 1481 y 1785. Y su interior albergaba 26 cárceles, que fueron calificadas en el siglo XVII como “antros de horror” por el propio Santo Oficio. Además, el Castillo de San Jorge contaba con el defecto estructural de sufrir inundaciones con relativa frecuencia, al estar pegado al río que, cuando subía su marea, anegaba el interior completo del castillo, lo que provocó que se expandieran más fácilmente una serie de epidemias menores por esa zona concreta y por la ciudad hispalense en general.

A día de hoy, se puede entrar y visitar el Museo del Castillo de San Jorge, popularmente conocido como el “Museo de la Inquisición”, donde se pueden contemplar, a través de unas salas de exposición, los restos conservados de la época en cuestión. En la Sala Sensorial, por ejemplo, se explican algunos conceptos relacionados con las acciones llevas a cabo por la Santa Inquisición como el juicio de valor, el abuso de poder o la indefensión de las víctimas. Además, en la Sala Barbacana, se observa, mediante una pasarela interpretativa, una serie de maquetas y paneles donde se van narrando las situaciones que allí se daban durante años, y una serie de restos, como los muros de las cárceles o la capilla, para terminar el recorrido y reflexionar.

Callejón de la Inquisición

En el siglo XV estos 35 metros fueron los últimos metros de vida para una gran mayoría de herejes condenados por el Tribunal de la Inquisición. El Castillo de San Jorge fue edificado por los visigodos, que crearon una fortificación junto al río con el objetivo de defender la ciudad hispalense o Spalis, nombre visigótico con el que se conocía a la ciudad por entonces. A medida que avanza el siglo XV, el Castillo de San Jorge pierde relevancia y se convierte en la Sede de la Inquisición. Y, a través del Callejón de la Inquisición, se conducía a los reos que, o bien iban a la cárcel para ser juzgados, o bien a la hoguera de los condenados por herejes y traidores a la religión católica.

El Tribunal de la Inquisición estuvo activo hasta el año 1820, cuando el Rey Fernando VII decidió abolirlo; fecha que coincide con la demolición del Castillo de San Jorge, del que únicamente quedó la mencionada calle estrecha, el Callejón de la Inquisición. Actualmente, existe la leyenda de que en el silencio y con la tranquilidad de la noche, se pueden escuchar las cadenas arrastrando el suelo y los lamentos de los que por allí corrían la peor de las suertes de sus vidas.

No son los únicos vestigios restantes de la Inquisición. La Cruz de Las Siete Cabezas, también conocida como la Cruz de la Inquisición, se instaló en la Plaza de San Francisco como recuerdo del último auto de fe celebrado por la Santa Inquisición. En la actualidad, se encuentra en la Plaza Nueva, donde se hallaba la Audiencia situada en el antiguo Convento Casa Grande de San Francisco.

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